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Mutación perversa

En el corazón de un árbol, en el hueco de una raíz, o en la axila de una rama, un nuevo rizoma puede formarse… La contabilidad y la burocracia proceden por calcos: sin embargo, pueden ponerse a brotar, a lanzar tallos de rizoma, como en una novela de Kafka `{`…`}` Un trazo intensivo se pone a trabajar por su cuenta, una percepción alucinatoria, una sinestesia, una mutación perversa, un juego de imágenes se libera y la hegemonía del significante se encuentra puesta en cuestión. Gilles Deleuze y Félix Guattari, Rizoma, 1974 En el corazón de un árbol, en el hueco de una raíz, o en la axila de una rama, un nuevo rizoma puede formarse… La contabilidad y la burocracia proceden por calcos: sin embargo, pueden ponerse a brotar, a lanzar tallos de rizoma, como en una novela de Kafka `{`…`}` Un trazo intensivo se pone a trabajar por su cuenta, una percepción alucinatoria, una sinestesia, una mutación perversa, un juego de imágenes se libera y la hegemonía del significante se encuentra puesta en cuestión. Gilles Deleuze y Félix Guattari, Rizoma, 1974
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Mutación perversa

Curaduría: Atractor

 

En el corazón de un árbol, en el hueco de una raíz, o en la axila de una rama, un nuevo rizoma puede formarse…

La contabilidad y la burocracia proceden por calcos: sin embargo, pueden ponerse a brotar, a lanzar tallos de rizoma, como en una novela de Kafka […] Un trazo intensivo se pone a trabajar por su cuenta, una percepción alucinatoria, una sinestesia, una mutación perversa, un juego de imágenes se libera y la hegemonía del significante se encuentra puesta en cuestión.

Gilles Deleuze y Félix Guattari, Rizoma, 1974

 

La exposición Mutación perversa de Atractor Estudio, es un proyecto curatorial sobre artistas colombianos cuyas prácticas parten de la reutilización, reapropiación y resignificación de materiales desechados. Sus estrategias, a diferencia de los procesos comunes de consumo, no se basan en la obtención de materia prima para concebir su proyecto, por el contrario: el desecho de su entorno provee el recurso que define y redefine la composición de la obra.

El desconocimiento sobre el origen, la composición y el destino de las tecnologías que nos rodean no es fortuito, bajo este contexto se levanta una resistencia en la obra de estos artistas, que cuestionan y proponen pensamientos alternos y procesos de construcción con lo que se encuentran. Para ellos la ruina, el desecho y las tecnologías obsoletas son un fin que se entiende como el principio de otro proceso.

El nido, entendido desde la obra del colectivo Futuros primitivos, propone un espacio que puede ser rehabitado y reacondicionado por quienes entren; un espacio de ruina continua, un vestigio que se convierte en cueva artificial. La obra de Navas y Palacios es una disidencia, una apropiación del espacio público construida a partir de los residuos del mismo, cuestionando los métodos de estratificación urbana desde su materialidad y sus procesos. El ejercicio de Kuan al construir a partir de desechos máquinas autónomas que se comportan como animales, expone un futuro tecnológico postapocalíptico donde se desdibuja el límite entre materia inorgánica y orgánica. En la obra de Bonil se problematiza al ser humano desde la máquina y su imposibilidad de trascender a través de tecnologías que cada vez son más desechables.

Contexto de la muestra

El bricolaje, como lo describe Claude Lévi-Strauss, implica que «algo siempre se puede usar para algo», privilegiando así elementos recolectados o encontrados y evitando un plan preconcebido. Lejos de los procesos y normas adoptados por el «pensamiento técnico instrumental», el bricoleur utiliza materiales fragmentados o prefabricados.

El bricoleur es capaz de ejecutar un gran número de tareas distintas, pero, a diferencia del ingeniero, no subordina ninguna de ellas a la obtención de materias primas y de instrumentos concebidos y obtenidos a la medida de su proyecto: su universo instrumental está cerrado y la regla de su juego es siempre la de arreglárselas con

«lo que se encuentra». Su resultado, por tanto, es contingente y deviene de las condiciones mismas de los residuos, deconstrucciones y reconstrucciones del proceso y trabajo de la obra.

Estas prácticas diversas revelan una cultura global basada en los beneficios, pero también las limitaciones de los tecno-productos como efectos residuales del diseño del producto. En un mundo mediado por una parafernalia de objetos —artefactos, artilugios, interfaces, sistemas operacionales, aplicaciones y diversos dispositivos y accesorios tecnológicos—, las personas comparten productos y modos concomitantes de subjetividad, utopías y distopías. Esta brecha paradójica entre los avances y las limitaciones del tecno-consumo es descrita por el escritor ciberpunk William Gibson en términos de alta tecnología y vida precaria como «alta tecnología y baja vida»; asimismo, Nam June Paik considera que la tecnología anti-tecnológica es una «humanización electrónica».

En Colombia, el arreglo «hechizo» o reparación «hechiza» tiene connotaciones similares a «gambiarra», «desenrascar» en Portugal, un proceso creativo, poco ortodoxo que, sin embargo, produce una solución. «Gambiarra» (Brasil) está cerca de varias otras expresiones populares: el «revolico» y el «rikimbili» en Cuba se refieren a la «desobediencia tecnológica» o a la resistencia a la escasez de recursos materiales y de acceso tecnológico; «rasquache» en México designa la actitud de gueto rasquachismo, un movimiento artístico que trabaja dentro de las limitaciones técnicas y materiales; en Uruguay, «chapuza», «arreglo temporal» y «lo atamos con alambre» denominan una ejecución rápida y descuidada; «solución parche» en Chile significa un tipo de enmienda o solución temporal. En India, Pakistán y algunos países africanos, «jugaad» se refiere al ensamblaje de vehículos de bajo costo y soluciones provisorias. Al surgir de los mercados informales para superar el desarrollo económico de la precariedad, «Jua kali» en Kenia y «Zizhu Chuangxin» en China también tienen una connotación cercana.

«Rasquache» es un término de origen náhuatl mesoamericano que inicialmente tenía una connotación negativa en México como una actitud de clase baja, empobrecida y de mal gusto. Esta definición fue luego redefinida por un movimiento de arte mexicano y chicano, el movimiento del Rasquachismo, transformando las inestabilidades sociales y económicas en un estilo y una actitud creativa positiva. A menudo, estos artistas del Rasquachismo usaron los medios más básicos, simples, rápidos y crudos necesarios para crear expresiones deseadas, en esencia, creando lo máximo posible desde lo mínimo.

Aprovechar el máximo con lo mínimo es una declaración de irreverencia y es a la vez desviado e inventivo. Fuera del uso artístico, «rasquache» también se usa para describir el comportamiento o el estatus social de alguien, como la reutilización de utensilios, materiales cotidianos desechados y reciclados, y la búsqueda de lo que a menudo se percibe como no valioso. Más allá de ser simplemente frugal, «rasquache» también implica inventar nuevos usos para objetos convencionales. Esto, a menudo, significa dar una nueva función a algo que convencionalmente se consideraría roto o inútil.[1]


 

[1] Obici, G. (diciembre 2017). Gambioluthiery: Revisiting the Musical Instrument from a Bricolage Perspective. Leonardo Magazine. Issue 27, p. 87-92.

Incrustaciones en azul catódico, 2018
Instalación
Volumen variable, ajuste con el TV
80 x 60 x 50 cm

 

Un cangrejo dispuesto sobre un aparato de televisión de rayos catódicos recibe la imagen animada emitida por la pantalla. Al pasar por las entrañas del animal (un walkman modificado), la luz es absorbida y convertida en sonido, que es amplifi­cado nuevamente por el sistema de audio del monitor. El crustáceo, que ha sido ensamblado a partir de piezas plásticas encontradas en diferentes contextos, recicla materiales, tecnologías, formas y conceptos.

Cuerpo de desecho, 2018
Instalación in situ hecha con material de demolición
12 x 2 m

 

Futuros primitivos es una banda nómada, que tiene como fundamento la caza y recolección de desechos como materia prima para la construcción. Construyen en donde pueden o donde los invitan: ruinas, patios, edificaciones, montañas…

Guiados por pulsiones primarias, Futuros primitivos arma refugios, marca territorios huyendo de los refinamientos técnicos y académicos. Guiados por la intuición, miden las capacidades del material haciendo uso de oficios y técnicas primi­tivas como tejer, clavar, atornillar, ensam­blar, de acuerdo al material que se va encontrando y de acuerdo al lugar.

 

En la sala de la Cámara de Comercio de Bogotá, Futuros primitivos construyó un cuerpo de desecho de la civilización que se iba expandiendo por la pared y crecía hacia la puerta de salida. Cuerpo de desecho, cuerpo que incomoda, cuerpo que crece…

Iglú, 2018
Ensamblaje con bolsas de supermercado
80 cm x 2 m x 1 m

 

Un iglú (del inuktitut iglú: «casa o edificio», plural: igluit) o «casa de nieve» es generalmente un refugio construido con bloques de nieve que posee la forma de cúpula. Los iglúes se asocian comúnmente con los esquimales, que los han usado como refugio temporal para los cazadores durante el invierno.

 

La carpa de tela como la conocemos hoy es una deconstrucción del iglú ártico.

 

Este trabajo propone nuevamente el iglú, ahora como una deconstrucción vinculada a la reutilización del detritus, de este modo, el carácter material de la pieza busca rescatarla de su coordenada geográfica para situarla en un contexto político a partir del cual se abren preguntas sobre la migración, el habitar, la materialidad y, sobre todo, la manera en la que estos conceptos van a dialogar en el futuro.

Música agroindustrial, 2018
Instalación sonora / escultura electromecánica
3 x 3 x 3 m

 

Mutación inorgánica, cruce entre paisaje natural y residuos sonoros; ritmos

percu­tivos y secuencias de estridulaciones for­man un ambiente que fusiona la máquina obsoleta, saturaciones y un lugar rural.

Mutación perversa

Curaduría: Atractor

 

En el corazón de un árbol, en el hueco de una raíz, o en la axila de una rama, un nuevo rizoma puede formarse…

La contabilidad y la burocracia proceden por calcos: sin embargo, pueden ponerse a brotar, a lanzar tallos de rizoma, como en una novela de Kafka […] Un trazo intensivo se pone a trabajar por su cuenta, una percepción alucinatoria, una sinestesia, una mutación perversa, un juego de imágenes se libera y la hegemonía del significante se encuentra puesta en cuestión.

Gilles Deleuze y Félix Guattari, Rizoma, 1974

 

La exposición Mutación perversa de Atractor Estudio, es un proyecto curatorial sobre artistas colombianos cuyas prácticas parten de la reutilización, reapropiación y resignificación de materiales desechados. Sus estrategias, a diferencia de los procesos comunes de consumo, no se basan en la obtención de materia prima para concebir su proyecto, por el contrario: el desecho de su entorno provee el recurso que define y redefine la composición de la obra.

El desconocimiento sobre el origen, la composición y el destino de las tecnologías que nos rodean no es fortuito, bajo este contexto se levanta una resistencia en la obra de estos artistas, que cuestionan y proponen pensamientos alternos y procesos de construcción con lo que se encuentran. Para ellos la ruina, el desecho y las tecnologías obsoletas son un fin que se entiende como el principio de otro proceso.

El nido, entendido desde la obra del colectivo Futuros primitivos, propone un espacio que puede ser rehabitado y reacondicionado por quienes entren; un espacio de ruina continua, un vestigio que se convierte en cueva artificial. La obra de Navas y Palacios es una disidencia, una apropiación del espacio público construida a partir de los residuos del mismo, cuestionando los métodos de estratificación urbana desde su materialidad y sus procesos. El ejercicio de Kuan al construir a partir de desechos máquinas autónomas que se comportan como animales, expone un futuro tecnológico postapocalíptico donde se desdibuja el límite entre materia inorgánica y orgánica. En la obra de Bonil se problematiza al ser humano desde la máquina y su imposibilidad de trascender a través de tecnologías que cada vez son más desechables.

Contexto de la muestra

El bricolaje, como lo describe Claude Lévi-Strauss, implica que «algo siempre se puede usar para algo», privilegiando así elementos recolectados o encontrados y evitando un plan preconcebido. Lejos de los procesos y normas adoptados por el «pensamiento técnico instrumental», el bricoleur utiliza materiales fragmentados o prefabricados.

El bricoleur es capaz de ejecutar un gran número de tareas distintas, pero, a diferencia del ingeniero, no subordina ninguna de ellas a la obtención de materias primas y de instrumentos concebidos y obtenidos a la medida de su proyecto: su universo instrumental está cerrado y la regla de su juego es siempre la de arreglárselas con

«lo que se encuentra». Su resultado, por tanto, es contingente y deviene de las condiciones mismas de los residuos, deconstrucciones y reconstrucciones del proceso y trabajo de la obra.

Estas prácticas diversas revelan una cultura global basada en los beneficios, pero también las limitaciones de los tecno-productos como efectos residuales del diseño del producto. En un mundo mediado por una parafernalia de objetos —artefactos, artilugios, interfaces, sistemas operacionales, aplicaciones y diversos dispositivos y accesorios tecnológicos—, las personas comparten productos y modos concomitantes de subjetividad, utopías y distopías. Esta brecha paradójica entre los avances y las limitaciones del tecno-consumo es descrita por el escritor ciberpunk William Gibson en términos de alta tecnología y vida precaria como «alta tecnología y baja vida»; asimismo, Nam June Paik considera que la tecnología anti-tecnológica es una «humanización electrónica».

En Colombia, el arreglo «hechizo» o reparación «hechiza» tiene connotaciones similares a «gambiarra», «desenrascar» en Portugal, un proceso creativo, poco ortodoxo que, sin embargo, produce una solución. «Gambiarra» (Brasil) está cerca de varias otras expresiones populares: el «revolico» y el «rikimbili» en Cuba se refieren a la «desobediencia tecnológica» o a la resistencia a la escasez de recursos materiales y de acceso tecnológico; «rasquache» en México designa la actitud de gueto rasquachismo, un movimiento artístico que trabaja dentro de las limitaciones técnicas y materiales; en Uruguay, «chapuza», «arreglo temporal» y «lo atamos con alambre» denominan una ejecución rápida y descuidada; «solución parche» en Chile significa un tipo de enmienda o solución temporal. En India, Pakistán y algunos países africanos, «jugaad» se refiere al ensamblaje de vehículos de bajo costo y soluciones provisorias. Al surgir de los mercados informales para superar el desarrollo económico de la precariedad, «Jua kali» en Kenia y «Zizhu Chuangxin» en China también tienen una connotación cercana.

«Rasquache» es un término de origen náhuatl mesoamericano que inicialmente tenía una connotación negativa en México como una actitud de clase baja, empobrecida y de mal gusto. Esta definición fue luego redefinida por un movimiento de arte mexicano y chicano, el movimiento del Rasquachismo, transformando las inestabilidades sociales y económicas en un estilo y una actitud creativa positiva. A menudo, estos artistas del Rasquachismo usaron los medios más básicos, simples, rápidos y crudos necesarios para crear expresiones deseadas, en esencia, creando lo máximo posible desde lo mínimo.

Aprovechar el máximo con lo mínimo es una declaración de irreverencia y es a la vez desviado e inventivo. Fuera del uso artístico, «rasquache» también se usa para describir el comportamiento o el estatus social de alguien, como la reutilización de utensilios, materiales cotidianos desechados y reciclados, y la búsqueda de lo que a menudo se percibe como no valioso. Más allá de ser simplemente frugal, «rasquache» también implica inventar nuevos usos para objetos convencionales. Esto, a menudo, significa dar una nueva función a algo que convencionalmente se consideraría roto o inútil.[1]


 

[1] Obici, G. (diciembre 2017). Gambioluthiery: Revisiting the Musical Instrument from a Bricolage Perspective. Leonardo Magazine. Issue 27, p. 87-92.

Incrustaciones en azul catódico, 2018
Instalación
Volumen variable, ajuste con el TV
80 x 60 x 50 cm

 

Un cangrejo dispuesto sobre un aparato de televisión de rayos catódicos recibe la imagen animada emitida por la pantalla. Al pasar por las entrañas del animal (un walkman modificado), la luz es absorbida y convertida en sonido, que es amplifi­cado nuevamente por el sistema de audio del monitor. El crustáceo, que ha sido ensamblado a partir de piezas plásticas encontradas en diferentes contextos, recicla materiales, tecnologías, formas y conceptos.

Cuerpo de desecho, 2018
Instalación in situ hecha con material de demolición
12 x 2 m

 

Futuros primitivos es una banda nómada, que tiene como fundamento la caza y recolección de desechos como materia prima para la construcción. Construyen en donde pueden o donde los invitan: ruinas, patios, edificaciones, montañas…

Guiados por pulsiones primarias, Futuros primitivos arma refugios, marca territorios huyendo de los refinamientos técnicos y académicos. Guiados por la intuición, miden las capacidades del material haciendo uso de oficios y técnicas primi­tivas como tejer, clavar, atornillar, ensam­blar, de acuerdo al material que se va encontrando y de acuerdo al lugar.

 

En la sala de la Cámara de Comercio de Bogotá, Futuros primitivos construyó un cuerpo de desecho de la civilización que se iba expandiendo por la pared y crecía hacia la puerta de salida. Cuerpo de desecho, cuerpo que incomoda, cuerpo que crece…

Iglú, 2018
Ensamblaje con bolsas de supermercado
80 cm x 2 m x 1 m

 

Un iglú (del inuktitut iglú: «casa o edificio», plural: igluit) o «casa de nieve» es generalmente un refugio construido con bloques de nieve que posee la forma de cúpula. Los iglúes se asocian comúnmente con los esquimales, que los han usado como refugio temporal para los cazadores durante el invierno.

 

La carpa de tela como la conocemos hoy es una deconstrucción del iglú ártico.

 

Este trabajo propone nuevamente el iglú, ahora como una deconstrucción vinculada a la reutilización del detritus, de este modo, el carácter material de la pieza busca rescatarla de su coordenada geográfica para situarla en un contexto político a partir del cual se abren preguntas sobre la migración, el habitar, la materialidad y, sobre todo, la manera en la que estos conceptos van a dialogar en el futuro.

Música agroindustrial, 2018
Instalación sonora / escultura electromecánica
3 x 3 x 3 m

 

Mutación inorgánica, cruce entre paisaje natural y residuos sonoros; ritmos

percu­tivos y secuencias de estridulaciones for­man un ambiente que fusiona la máquina obsoleta, saturaciones y un lugar rural.

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